sábado, 18 de septiembre de 2010

POR QUÉ Y POR QUIÉN DEBEMOS VOTAR



Las elecciones son una buena ocasión para ver qué problemas tenemos en nuestra localidad y pensar que se puede hacer para resolverlos. De esta forma, a través de los planes de gobierno de las agrupaciones políticas, podremos conocer si sus propuestas responden a nuestras inquietudes. Pero también es importante analizar las declaraciones y las acciones concretas de los candidatos, a partir de criterios éticos, basados en principios y valores del Evangelio, que nos permitan tener indicios sobre su capacidad de servir a los intereses generales y a la búsqueda del bien común.

En un país como el nuestro, donde los partidos políticos y las instituciones del Estado están desacreditados, urge que aportemos a reorientar la política desde los principios y valores del Evangelio. La elecciones municipales y regionales son una valiosa oportunidad para la reorientación ética de la política. En estas elecciones debemos promover la adopción de criterios y compromisos éticos de buen gobierno, con la participación del electorado y de los candidatos. De esta manera con una sana vigilancia ciudadana, podremos contribuir a que la ética guíe las prácticas de ejercicio del poder, y se traduzca en políticas públicas que favorezcan un desarrollo humano integral.

La corrupción es uno de los principales problemas del país, destruye y rompe la confianza. La honestidad nos invita a actuar con rectitud y honradez, por el bien común. En el caso de los candidatos, supone que tengan la suficiente integridad moral para ser consecuentes con lo que se les demanda: que sirvan y velen por el bienestar de todos.

El conocimiento de las reales necesidades de la gente es algo fundamental, esto demanda cercanía con el pueblo, reconocer a toda persona y promover su participación; quienes están llamados a gobernar, tienen la responsabilidad de respetar a la persona y sus costumbres y tradiciones. La importancia de un ambiente saludable y el cuidado del ecosistema es un tema que no puede faltar en la agenda de quien desea gobernar. El cuidado del medio ambiente implica inseparablemente el bienestar de la persona humana. Los tiempos actuales nos desafían a una acción conjunta para proteger y cuidar nuestro planeta.

La gente requiere de candidatos que planteen propuestas que sean entendibles, bien sustentadas y que sean realizables, no se quiere ofrecimientos que no se van a cumplir. Necesitamos propuestas claras y realistas sobre salud, educación, seguridad ciudadana, transporte entre otras. Cabe reconocer que muchas veces que nuestro voto es un voto no informado, pues no escuchamos ni confrontamos propuestas; sólo nos limitamos a mirar las cosas externas, como la imagen del candidato, su manera de hablar o la música con la cual anima su campaña. Por este motivo, resulta indispensable que como ciudadanos cumplamos un rol activo, informándonos y verificando sí los planes de gobierno que nos presentan plantean medidas concretas y viables.

Si se aspira a ser una autoridad en un país tan diverso como el nuestro, resulta fundamental la sensibilidad humana y el saber tratar a las personas, así como recoger sus propuestas. Cuánta falta nos hacen autoridades públicas que sean capaces de acercarse a la población y sencillamente dialogar sobre lo que necesitan. Promover una auténtica convivencia en el campo político exige la posibilidad de confrontar alternativas de solución a nuestros problemas sociales, económicos, políticos, culturales, ambientales, y no tratar de imponer verticalmente una solución. Facilitar un diálogo constructivo, bien informado, equitativo, democrático, exige promover la participación de la población en la generación de políticas públicas y no demandar de ella una actitud pasiva o de dependencia, en donde sea la autoridad quien siempre decida qué es lo correcto.

Se necesita autoridades que promuevan el entendimiento, la reconciliación y el respeto a los derechos humanos, que se preocupen por lograr un desarrollo para todos basado en la equidad, el respeto al medio ambiente, la participación ciudadana, la justicia social; a fin de hacer posible un desarrollo humano integral, basado en la solidaridad y la integración. Los candidatos a un cargo público deben proponer planes de gobierno con medidas que signifiquen progreso en las condiciones de vida de toda la gente, lo que breve significa el bien común.

Está en las manos de cada uno de nosotros los que votamos, saber por qué votar y por quién votar, por el bien de nuestras familias y de nuestra sociedad que nuestro voto sea consciente e informado, libre y democrático.

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