domingo, 2 de enero de 2011

EPIFANIA DEL SEÑOR



Homilías
Ciclo
A Epifanía del Señor
6-1-2011
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Navidad

"Hemos visto salir su estrella, y venimos a adorarlo"

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Introducción



Epifanía, significa manifestación, acercamiento y proximidad. Dios se ha manifestado en Jesucristo, el Hijo muestra al Padre y con el Padre envía el Espíritu que sostiene nuestra fe. Dios se automanifiesta, se regala a la humanidad porque siente pasión por ella, por nosotros. Lo hace desde un cuerpo.


Ver la presentación animada de las lecturas


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Lecturas


Lectura del libro de Isaías 60, 1-6

¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz;
la gloria del Señor amanece sobre ti!
Mira: las tinieblas cubren la tierra, y la oscuridad los pueblos,
pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá sobre ti.
Y caminarán los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen a ti;
tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen en brazos.
Entonces lo verás, radiante de alegría;
tu corazón se asombrará, se ensanchará,
cuando vuelquen sobre ti los tesoros del mar
y te traigan las riquezas de los pueblos.
Te inundará una multitud de camellos,
de dromedarios de Madián y de Efá.
Vienen todos de Saba, trayendo incienso y oro,
y proclamando las alabanzas del Señor.




Sal 71, 1-2. 7-8. 10-11. 12-13 R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

Dios mío, confía tu juicio al rey, tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia, a tus humildes con rectitud. R.

Que en sus días florezca la justicia y la paz hasta que falte la luna;
que domine de mar a mar, del Gran Río al confín de la tierra. R.

Que los reyes de Tarsis y de las islas le paguen tributo.
Que los reyes de Saba y de Arabia le ofrezcan sus dones;
que se postren ante él todos los reyes,
y que todos los pueblos le sirvan. R.

Él librará al pobre que clamaba, al afligido que no tenía protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.





Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesio 3, 2-3a. 5-6

Hermanos:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y partícipes de la promesa en Jesucristo, por el Evangelio.




Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes.
Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo. »
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
"Y tú, Belén, tierra de Judea,
no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea,
pues de ti saldrá un jefe
que será el pastor de mi pueblo Israel."»
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo.»
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.




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Comentario Bíblico


Está viendo el comentario bíblico de: Fray Miguel de Burgos Núñez

También puede ver el de: Fr. Gerardo Sánchez Mielgo



Iª Lectura: Isaías (60,1-6): Dios de todos los pueblos
I.1. El texto del libro del profeta Isaías adelanta el sentido de la fiesta: el universalismo de la salvación de Dios. El Trito-Isaías (la tercera parte del libro de Isaías, con oráculos de un profeta desconocido), se vale de la imagen de Jerusalén, símbolo de la presencia de Dios, para afirmar que todos los pueblos buscarán a ese Dios. Pero no se hace por la apologética barata de que el Dios nacional de Israel sea el único y verdadero. El Dios del profeta no es un Dios nacionalista, y con ello cae por tierra ese nacionalismo religioso que muchas veces se ha usado para grandes despropósitos. Si el profeta se vale de Jerusalén, es porque el profeta no puede dejar de ser un judío en su mundo y en su cultura.

I.2. Pero la intuición del profeta se perfila en el sentido de que Jerusalén ha sido humillada muchas veces en su historia. Comparada con las grandes ciudades de la cultura y la religión que la han rodeado ha sido humillada, postrada, asediada y ha sido pasada a cuchillo. Ahora, teniendo Dios allí su morada (cosa que el profeta entiende al pie de la letra, pero nosotros no estamos obligados a ello) es testigo de cómo vienen todos los pueblos, todas las religiones, todas las culturas, para ver la luz de Dios, trayendo sus dones. Dios, pues, escoge a la Jerusalén maltrecha para decir quién es y qué quiere de la humanidad entera. Este es el evangelio, el misterio, del Trito-Isaías para sus contemporáneos. El texto resonará en el evangelio de Mateo del día de hoy.



IIª Lectura: Efesios (3,2-3.5-6): El misterio de Dios se revela a todos
II.1. El texto de Efesios nos habla del “misterio” que le ha sido encomendado al Apóstol para que lo lleve a todos los pueblos, a los paganos, a los gentiles (diríamos a los que no tienen Dios). ¿Cómo es posible? El texto es un texto paulino, una “confesión” que retrata a Pablo, si bien la carta a los Efesios es muy posible que no haya sido escrita por él, sino por un discípulo que quiere mantener en alto la antorcha de la vocación y la misión del Apóstol. Efectivamente, vemos un interés especial en describir la originalidad de la misión paulina. Y en esto no hay nada que objetar. Las cartas auténticas de Pablo nos revelan, por activa y por pasiva, que esta ha sido la vocación y la historia de Pablo, por lo que ha dado su vida “en Cristo”.

II.2. Se habla del “don de la gracia”, de una “revelación” que ha recibido el apóstol. Esta es la verdad si comparamos nuestro texto con Gal 1,12.16. Aquí se refiere al camino de Damasco como punto focal de esta iniciativa divina. Dios lo ha llamado para ser apóstol de los paganos y para ello le ha entregado el evangelio de la salvación. Lo que en nuestro texto de hoy se llama “misterio”, es lo mismo. Porque el evangelio es la buena noticia de que Dios ha decidido salvar a todos los hombres, de cualquier raza y religión. Es eso lo que el autor de Efesios llama misterio y lo que Pablo llama varias veces “mi evangelio”.



Evangelio: Mateo (2,1-12): La estrella de la salvación de la humanidad entera
III.1. Texto complicado, simbólico, arcaico, prefigurativo, midráshico. Todos estos adjetivos se usan a la hora de leer e interpretar el relato de Mateo sobre los magos (magoi, en griego, no reyes) que vienen en busca de una estrella. Y la verdad es que la exégesis bíblica ya ha dado numerosas muestras de madurez a la hora de interpretar un relato de este tipo, que desde luego, no puede leerse histórica o fácticamente, al menos con opciones fundamentalistas. Tenemos que reconocer que nos encontramos ante una magnífica página teológica, con sabor oriental y con una cristología de las primeras comunidades cristianas, especialmente la de Mateo, que vio en el texto de Miqueas (5,1) la prefiguración de Jesús como Mesías, por su nacimiento en Belén. La comunidad de Mateo, de origen judeo-cristiano, necesitó leer mucho las Escrituras, el AT, para rastrear su identidad de aceptar a Jesús como el Mesías en todos los sentidos. Consiguientemente, es posible que en una comunidad de este tipo se viera necesario, como causa-efecto, que si Jesús es considerado el Mesías, tenga que nacer en Belén.

III.2. Pero ¿qué papel desempeñan los magos? Pues el de aquellos que extraños al judaísmo y a su religión, han buscado y han interpretado los signos de los tiempos y se han arriesgado también a aceptar al niño de Belén como su luz. Es verdad que estos textos de Mateo, como los de Lucas, no pueden haber sido escritos sino después de que las comunidades cristianas proclamaran a Jesús resucitado. No podía ser de otra manera. Pero el texto de Mateo es más especial, si cabe, porque está “empedrado” de alusiones a textos veterotestamentarios que se leen con el sentido de cumplimiento o de alusiones significativas. Todos los grandes personajes de la historia han tenido su “estrella”, como Alejandro Magno, Augusto, y el “rey de los judíos” no podía ser menos a la hora de presentarlo ante toda la humanidad. Desde luego no es necesario pensar o defender que en el momento del nacimiento de Jesús se produjo una gran conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis; es bastante hipotético que sea así, y tampoco podemos decir que esté contemplado en nuestra narración. Además, si esta conjunción pudiera probarse para el año 7 a.C. (como algunos sostienen), todavía no se “buscaría” a Jesús como el “rey de los judíos”, porque este título no podía aplicársele desde su nacimiento, sino después de la muerte (es el título de la condena en la cruz) y la resurrección.

III.3. Desde el significado de la fiesta de hoy es mucho más iluminador leer el texto sin buscar exageradamente coincidencias históricas. Por eso interesa resalta su tejido midráshico (actualización y adaptación de textos bíblicos). Así podemos ver que nuestro relato ha podido confeccionarse teniendo en cuenta al profeta Balaam (Num24,17), un extranjero llamado por Balaq para maldecir a Israel; pero sucede lo contrario: lo bendice preanunciando la estrella de Jacob, el padre de las tribus. De la misma manera, el texto de Is 60,6 (nuestra primera lectura) con los camellos y dromedarios cargados de dones que vienen a Jerusalén y, no menos, el sentido del Sal 72,10.15 sobre los reyes de tierras lejanas que traen regalos al rey del futuro. La fe de los primeros cristianos tuvo que formularse de esta forma y de esta manera, expresarse simbólicamente. La verdad es que los cristianos aceptaron a Jesús como el Mesías verdadero, el que traería la salvación a todos. No había más remedio que rebuscar en la Escritura para dar sentido a todo ello.


Fray Miguel de Burgos Núñez
Lector y Doctor en Teología. Licenciado en Sagrada Escritura
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Este comentario está incluido en el libro: Sedientos de su Palabra. Comentarios bíblicos a las lecturas de la liturgia dominical. Ciclos A, B y C. Editorial San Esteban, Salamanca 2009.


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Pautas para la homilía



¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido?
Cuando preguntaron a Jesús si era él el Cristo, Jesús no contestó con un discurso elocuente sino que remitió a los hechos que llevó a cabo con su propio cuerpo: los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia. Este es también el programa para dar razón de nuestra esperanza. Manifestamos la gloria de Dios en medio del mundo cuando contribuimos a quienes no ven motivos para la esperanza los reencuentren; quienes tienen paralizada su conciencia o su capacidad para amar o perdonar, la movilicen; quienes han olvidado escuchar, oigan un mensaje de gracia que les despierte el deseo de seguir a Jesús y el interés por dialogar con sus semejantes. Dios se manifiesta desde una gruta recién nacido para “hacer nuevas todas las cosas” cuando salga de la gruta del sepulcro.

Dios ha tomado un cuerpo, el Hijo encarna una personalidad concreta en la que vemos cómo es Dios y cómo relacionarnos con Dios. Qué es el hombre y cuál su vocación, sus tentaciones y destino. Desde entonces los discípulos de Jesús buscamos prolongar allá donde habitamos, la misma vida de Cristo respecto al modo de relacionarnos con Dios, con las personas y con el mundo.

Nuestro cuerpo y nuestra personalidad tan diversas, están marcadas por un estilo concreto, tienen una orientación concreta, una medida: son medio para entrar en relación y comunión. Formamos el Cuerpo de Cristo en la Iglesia, compartimos el Cuerpo y la Sangre del Señor en la eucaristía y sentimos como nuestras las alegrías y tristezas de los cuerpos de las personas a quienes llamamos más que prójimos: amigos o hermanos. Prolongamos la encarnación con su fuerza sanadora al contacto con las heridas propias y ajenas.

Le ofrecieron regalos
Hoy en muchos hogares es día de abrir regalos. Los que recibió Jesús anunciaban su identidad y su destino: el oro por su realeza; el incienso por su divinidad; la mirra para su sepultura cuando entrega su vida para la salvación del mundo. Cristo nos dejó un regalo en la eucaristía, su Cuerpo es presencia adorable y permanente. El Espíritu Santo prolonga la Encarnación que toma Cuerpo en la misa.

El regalo pretende la alegría y la sorpresa. Alegrémonos como los Magos que “al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría”. Hemos recibido muchos regalos, es más, podemos hacer de los encuentros, “regalos gratuitos”. El amor de Dios nos ha encontrado y nosotros a El. Tenemos motivos para el gozo: crecer en la Navidad cotidiana, prolongar y celebrar la Encarnación del Hijo de Dios cada día. La que hace del amor un credo que se celebra con todo el cuerpo en la liturgia, y se confiesa con hechos de vida. Somos mujeres y hombres de deseos, algunos cumplidos, otros por llegar. Tenemos sed de vida abundante para todos, sed de Dios y sed de comunión verdadera. Tenemos ideales, aprendemos a luchar, resistir y sortear dificultades. También sabemos confiar y adorar… Cada día y cada noche de este nuevo año pueden depararnos momentos de asombro con los que ensanchar el corazón.

Tu corazón se asombrará, se ensanchará
Cuidemos la capacidad para el asombro. ¿Y si educásemos una mirada capaz de descubrir en la oscuridad de la historia y las historias personales, la luz y la gloria del Señor rompiendo con su resplandor tinieblas y pecados? ¡Levántate! Que llega tu luz. Conviértete en luz, levanta a otros con lo que puedas. ¿Dejarás que aquellos a quienes levantas alumbren también tu camino? Ese camino que Dios hace contigo. Salgamos pues a las calles a buscar, como los Magos, dónde está hoy, el Rey de los judíos. No llevamos oro ni plata, sino manos abiertas y el fuego del Espíritu de Cristo en los corazones. Él hace el resto y llega el asombro.



Fray Xabier Gómez García
Real Convento de Ntra. Sra. de Atocha (Madrid)
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Sermones de predicadores clásicos



San Luis Bertrán
San Luis Bertrán (Valencia, 1526 - 1581) no se propuso nunca publicar los sermones y temas predicables que él redactaba para uso personal. Pero en el momento de la muerte se hallaron en su habitación numerosos apuntes —escritos de su mano, o de la de algún fraile que se los escribía al dictado de él—, que el Santo utilizaba a la hora de predicar. A raíz de la Canonización, el 12 de mayo de 1671, y, sobre todo, gracias al interés y al impulso del gran Arzobispo de Valencia y ex-Maestro General de la Orden Dominicana, fr. Tomás de Rocabertí, para que esos escritos no se perdieran para siempre, en los años 1688-1690 se editaron en dos tomos los que aún pudieron recuperarse. Le ofrecemos los sermones transcritos por fr. Roberto Ortuño O.P. de la edición de 1688-1690. Si quiere ver los originales, diríjase a nuestra Biblioteca Virtual.

Epifanía del Señor. Sermón 1
«Después que nació Jesús en tiempo del Rey Herodes, se presentaron en Jerusalén unos Reyes venidos de Oriente» Mt 2,1 y ss
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Epifanía del Señor. Sermón 2
«Al ver la estrella se alegraron grandemente» Mateo 2,10; «Llégate al altar, ofrece el holocausto y ruega por ti y por el pueblo» Levítico, 9,7

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