María, la Madre del Señor, nos da testimonio de servicio y ayuda al prójimo. Precisamente la liturgia de Adviento nos inivita a rercordar la figura de María, que se prepara para se la Madre de Jesús y que además, está dispuesta a ayudar y servir a quien necesita. Sabemos que María está siempre acompañando a sus hijos en la Iglesia, por lo que nos disponemos a vivir a esta tercera semana de adviento, meditando acerca del papel que la Virgen María desempeño. Encendemos como signo de espera gozosa, la tercera vela de la Corona de Adviento:
Momento Inicial
Revisemos nuestro ser cristiano para poner de relieve nuestro testimonio, que muchas veces no es el mejor. Pongamos delante del Señor todas nuestras acciones, pequeñas y grandes, para que sea él quien actué realmente a través nuestro.
Momento de lectura y reflexión biblica
Mt 18, 16
El deber de los cristianos de tomar parte en la vida de la Iglesia los impulsa a actuar como testigos del evangelio y de las obligaciones que de ello se derivan. Este testimonio es transmisión de la fe en palabras y obras. El testimonio es un acto de justicia que establece o da a conocer la verdad. Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra al hombre nuevo de que se revistieron por el bautismo y la fuerza del Espiritu Santo que les ha fortalecido con la confirmación. A ejemplo de María seamos serviciales y solidarios con el prójimo.
Momento de Oración
En esta tercera semana de adviento queremos pedirle, Señor que seamos capaces de ser testigos de tu reino. Tú sabes que el temor nos paraliza y muchas veces callamos frente a la injusticias; por eso hoy te pedimos que nos des el valor de ser testigos y pongamos en practica tus palabras. Señor, permítenos hallar la paz donde no lo hay, poner orden en el caos y ser justos en medio de la corrupción. Amén.
Fuente:Hoja dominical: el DOMINGO
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